La historia se repite. [Bastian Ryder + dieciocho]

"Quien a ser traidor se inclina, tarde volverá en su acuerdo"

Las tardes en Salem ya no son lo que eran antes, ahora son más heladas y ya no es como que la gente salga a pasear entre la nieve. Y es que no sé si sea cierto lo que dicen que el planeta a recibido cambios notables o es la gente. Se perdió la costumbre de traerle galletas el vecino nuevo ahora te ven por la ventanas de su casa y cierran las cortinas. ¿Qué fue del pueblo aquél? La casa de mis padres esta vuelta un museo, un maldito museo donde exhiben brujas de cera...

No tenemos ni una semana que estamos aquí y aun hay cajas por desempacar, Christian se ha portado muy frío desde que llegamos, además de que evita ciertos temas, de Anastasia ni se diga ella ni si quiera quería venir, ha estado encerrada desde que llegamos y tampoco es como que me hable mucho. ¿Pero que podría hacer? La tía Jeannie una bruja de más de 500 años ha regresado y quiere a todo su alquerre de vuelta, no le podría negar su casi último deseo.

Dejé la última caja sobre la encimera de la cocina y encontré una nota de Christian

"Fui a comprar lo que hace falta para la cena de esta noche. Valentina me acompaña. Llamó tu tía Jeannie, quiere que hables con el alcalde sobre el acuerdo y te presentes, por favor no hagas ninguna tontería. Te quiero xx

El tonto acuerdo de las brujas con la familia Ryder, que consistía en inmunidad para los de nuestra raza a cambio de algo, la última vez no funciono muy bien, Aaron mató a casi toda mi familia, incluyendo a mis padres, no sé porque aún se empeñan en seguir con este tonto acuerdo. Sería más fácil quedarnos callados y que nadie supiera de nuestra existencia, pero "tradiciones son tradiciones" en pleno siglo XXI.

Caminar parecía la mejor opción aun con el frío que hacía la nieve sobre los árboles era una vista que no cambiaría por nada. Cuando llegué a la alcaldía una mujer de como unos 50 años, canosa, pero atractiva me medio sonrió — ¿Qué puedo hacer por usted? — la señora levanto miró por encima de su gafas de media luna, sus ojos fueron desde mi cabeza a los pies, di mi mejor sonrisa y respondí — vengo a ver al alcalde — y me vas a dejar entrar a hablar con el así no tenga una maldita cita me metí en su cabeza y asintió con la cabeza — pasé por aquí por favor —  sí, sí, así me gusta. Sonreí y camine por donde indico tocó la puerta dos veces y musitó algo como "su cita de las 4" luego medio pasó a que entrara.

Pasé, y lo primero que hice fue mirar la placa que estaba en el escritorio "Bastian Ryder" abajo con la leyenda alcalde de Salem, mi estomago se achico y di un respingo cuando oí que la puerta se cerró. — Alcalde vengo a tratar un asunto que nos beneficiara a los dos — y si mi boca no hubiera estado pegada a mi cara estuviera en el suelo. Era el, el mismo bastardo quien me traiciono, el hombre del que estaba enamorada, el hombre que más odio en el mundo, el padre de mi hija.

-Asi es estimado colega, tú te encargas de desaparecerlos y yo me encargo….-mire por la gran ventana de mi oficina- de darte todo lo que me pides-estire mi mano y mire mis uñas de forma presuntuosa ,como tratando de distraerme de la plática con ese famoso cura, no era mi amigo, no era un verdadero colega ,simplemente era alguien quien quitaría de mi camino a todos esos seres tan detestables que invadían no solo Salem si no todo el mundo –Mas tarde afinaremos detalles, sigue encargándote de sembrar terror espiritual en tus ciervos y yo me encargare de centrar mi mirada en esas nuevas familias que siguen llegando…- lamí mi labio inferior y avente el teléfono celular a mi gran escritorio, me quede ahí un momento pensando en todo aquello, mirando como unas pocas personas se paseaban por ahí, la temporada alta de turistas había pasado ya, me agradaba y a la ves odiaba que en este pueblo se celebrara a las brujas y brujos, seres que murieron por que asi lo preestablecía el destino , si los humanos hace años se habían dedicado a aniquilarlos era para que las nuevas generaciones de brujos se mantuvieran bajo la sombras o se mataran los unos a los otros, pero no, a fuerza tenían que salir a la luz con sus barbillas en alto como si fueran realmente algo digno de respetar….escorias.

La puerta sonó tres veces después de que mi secretaria la había tocado- Adelante- dije con un tono grabe y la viejecita que tenía por secretaria entro sonriente con una taza de té- Rose tan amable como siempre, muchas gracias cariño- le sonreí y tome la taza entre mis manos-que hay para hoy?- la señora amablemente poniéndose sus gafas de media luna me aviso que solo tenía una cita a las cuatro- quien? Es algo urgente?- ella se encogió de hombros y me miro diciéndome que era la señora Seminóva que eran asuntos de la población o algo asi . Deje que la señora se fuera a hacer lo suyo y yo me dispuse a disfrutar de mi té, faltaban 20 minutos para la dichosa reunión y para des aburrirme tome un abre cartas y dejando la taza en el escritorio hice una cortada grande en la palma de mi mano, está herida obviamente dolía como tenía que ser y yo soportando el dolor mire como la sangre se iba absorbiendo al mismo tiempo que la herida se cerraba, maldecía en mi interior con eso yo pensaba que algún día podría despojarme de mi vida, me había disparado, me había arriesgado en accidentes de autos hasta había estado tentado en aplastar mi cuerpo con tal de morir, pero siempre por uno u otra cosa mis planes se veían fallidos o mi cuerpo se curaba solo- perra maldita- susurre recordando a Sophie que seguramente ella había sido partícipe de mi condición aparte de hacerme inmortal.

Volví a hacer otra herida y Rose volvió a tocar anunciando la cita de las 4 – hazla pasar- susurre y de nuevo vi como mi mano llena de sangre se empezaba a curar de nuevo sola, dándole la espalda a la mujer respire profundo y la mire de reojo en cuanto hablo algo del tratado, sonreí y dirigí mi vista a mi mano de nuevo, esta estaba curada completamente y me gire para verla- Señora Semino…- al verla todo mi cuerpo se helo, era Isabelle, era ella, podría reconocer ese rostro en donde fuera, podía reconocer esos labios, esos ojos color chocolate, esa melena color castaño oscuro, podía recordar cada parte de su cuerpo con mirarla a miles de metros- …- me le quede viendo a los ojos, estaba perplejo, tenía miedo? Claro que lo tenía! Esa desgraciada me había arrojado a esa tumba subacuática hace mucho y la tenía frente a mí. Pero la manera en la que ella me miraba me confundía, no se si me reconocía o no, pero, algo me decía que sabía quién era- Tanto tiempo….- Seria mejor no arriesgarme- tanto tiempo que había esperado esta cita señorita Seminóva, por favor, tome asiento- dije actuando como si no al reconociera, si era ella sabía que era ella, pero entonces porque estaba aquí y si estaba aquí porque no me había atacado ella ya. Puse mí dedo pulgar en mi boca y mordí este por unos segundos-Disculpe que la vea asi, me recuerda mucho a una ex novia que tuve, una mujer singular, discúlpeme en verdad- sonreí de medio lado y estire mi mano a modo de saludo- Bastian Emile Ryder , Alcalde de Salem y su servidor, hablemos del tratado señora, que tienen en mente?-no deje de ver sus ojos, nunca olvidaba un rostro y menos el de ella pero que hacia aquí “no es ella, no puede ser, no es tan tonta para venir aquí sabiendo de que eres capaz “ pensé en mi cabeza sin borrar la sonrisa de mi rostro.

— Quería morirme, quería acabar ya con esto, pero gracias a ti pienso vivir , gracias a ti tengo un motivo — Sonreí acariciando su pecho desnudo y me acerqué a su boca posando mis labios sobre los suyos, dándole un beso tierno que demostrará todo lo que en ese momento sentía por el. Admiración, ternura y sobre todo amor. Me sentía la mujer más afortunada del mundo, no sé como Sophie había tenido el corazón de haber condenado a esta pobre criatura a una eternidad en una tumba acuática, sufriendo de la desesperación y sin poder morir.

[...]

¡Qué estúpida fui! de haberlo sabido antes los hubiera dejado ahí donde estaba, donde todavía debería estar. No sé que hace aquí y sentando como que si su vida fuera perfecta sin rencores ni remordimientos. Lo odiaba tanto que podía sacarle las tripas pero aunque lo hiciera cachitos es bastardo seguiría vivo.

Bueno al parecer no era la única sorprendida mi apellido se quedó volando en el aire cuando me vio y no se sus ojos reflejaban cariño, nostalgia, u odio, al fin de cuentas había sido yo quien lo había regresado a su pesadilla bajo el río. Me reí para mis adentros y tomé su mano con cortesía. Sus actos reflejaban que no estaba seguro de quien era, pero en el fondo lo sabía. -Sí idiota soy yo la que te salvó y te volvió a hundir en tu miseria- en cuento mi mano tocó la el sentí un escalofrío por mi espina dorsal, una cara de desagrado se formo en mi, no fue toda mi intención si no que me a mi subconciente le molestaba que el tacto se sintiera familiar.

No sé si de verdad no sé acordaba de mi o era algún plan retorcido que su mente estaba maquinando. — mire que casualidad yo alguna vez conocí a un Bastian — me crucé de piernas, el vestido se subió a la mitad del muslo enseñando el encaje de ligero — a decir verdad se parece mucho a el, solo que el no era un respetable Ryder si no... — me di un golpesillo en la barbilla con el dedo indice — Lemoynd, me parece — me encogí de hombros — Irina Isabelle Seminóva para servirle — le di una sonrisa hipócrita — pero llámeme Izzy — lo mire a los ojos de manera retadora— como se habrá enterado, ya que mi tía Jeannie habló con usted, mis bisabuelos fundaron este pueblo, la familia Byington, yo me fui durante años a Nueva Orelans pero ahora que hemos vuelto, creo que esta al tanto que no somos seres humanos comunes — hice un ademán con mano — es decir tenemos poderes — le guiñé el ojo y mordí mi labio inferior — como usted es un Ryder — exageré el tono — esta de más mencionar el acuerdo al que han llegado mi familia y la de usted durante años, entonces Bastian — me detuve — ¿Te puedo llamar así? — sonreí coqueta y continué con mi relato — necesitamos llegar a un acuerdo, en el que cambio de lo que tu quieras, protejas nuestra identidad — todo lo que había dicho tenía una finalidad, que se acordara, que corroborara quien era yo, que volviera a sentir su odio irracional hacía a mi. Me levanté de la silla rodee el mueble y me senté en el borde del escritorio haciendo que mi rodilla rozará el borde del descanza brazos — todo esto tiene un fin, que gente mala que cree que somos criaturas asquerosas engendradas por el demonio no nos haga daño — hice un puchero — que nos maten sin piedad y nos dejen otravez sin familia, como hicieron con la pobre de Danielle mi prima favorita — me acerqué a su oido — ya me recuerdas o quieres que te refresque mas la memoria — mi labios viajaron desde su oído hasta la comisura de su labios, deje un casto beso y luego me alejé. No se como iba reaccionar pero era mejor que yo estuviera con mi cinco sentidos alerta.

La manera en la que cruzo la pierna hizo que Bastian sin ningún tipo de disimulo mirara la pierna y el liguero de la castaña se lamio los labios sonriendo de lado poniendo verdadera poco atención y eso cambio en cuanto la mujer presumió que ya había conocido a un Bastian antes “un nombre común en estos tiempos como veo, igualados malditos” pensó en sus adentros y recargo se barbilla en su mano  apoyando al mismo tiempo su codo sobre su escritorio, levanto un poco ambas cejas como dando a entender que el tema le era interesante aunque no fuera asi “ hablas 20 minutos con ella y después te encargas de asuntos verdaderos sobre el escritorio” sonrió de lado al pensar en eso pero esa sonrisa estúpida y picara se fue borrando en cuento la melodiosa voz de esa mujer con ojos enormes color chocolate siguió pronunciando palabra. Miedo….el miedo se apodero de el en cuanto escucho su verdadero apellido, se hizo para atrás poniendo ambas manos sobre el escritorio, abrió los ojos como platos y aspiro profundamente “no, cómo?, carajo!” se gritó internamente y apretó los labios sin despegar la mirada de ella, sus manos o mejor dicho sus uñas se encajaron en la madera dejando que sus nudillos se tornaran blanquecinos por la gran presión que estaba ejerciendo sobre el mueble que estaba frente a él, empezó a sudar, sentía como su frente se aperlaba por los nervios Y como no tener miedo! , esa mujer lo había encerrado en esa tumba acuática por lo menos doce años más, ella había podido hacer lo que esa bruja negra había podido hacer, ella tambien era su principal enemigo “relájate, no hagas nada idiota”, se dijo a sí mismo y cerró los ojos por un momento, trago saliva y respiro hondo escuchándola aun.

-Alcalde Ryder- dijo en un tono molesto, al ver como la muy ingrata le cerraba el ojo y moldeaba sus labios rojos y estúpidamente apetecibles en una sonrisa hipócrita hacia que a Bastian se le erizaran los cabellos de la nuca, sentía coraje, repudio “ Dios mío déjame matarla, déjame arrancarle la garganta, déjame arrancarle el ultimo maldito y endemoniado respiro de su hereje persona” pensaba y pedía una y otra vez-  Estoy al tanto – su nariz se frunció un poco de lado y está  en signo de nerviosismo y coraje empezó a temblar levemente, sus labios hacían una mueca de desagrado y de pesadez, no quería estar ahí, no quería verla y menos sabiendo que ella sabía exactamente quien estaba frente a ella.

-Tengo algo que ustedes pueden proteger- susurro sin saber que la mujer se pararía de su asiento y lo rodeaba como si él fuera la presa- Isabelle…no…- se puso nervioso al tenerla a sus espaldas, no confiaba en ella, no confiaba en nadie, absolutamente nadie merecía su confianza y esa bruja menos- escucha…- la mujer siguió presumiendo que ella era una bruja y Bastian sintió como su sangre empezó a hervir de coraje, sentía como el color rojo subía por todo su cuerpo y en cuanto dicha mujer castaña menciono a la dichosa prima Bastian bajo la mirada y empezó a sonreír , escucho la última oración que la morena le dijo con aires de grandeza- oh…se quién eres….mi ángel- musito melodiosamente.

Se levantó de forma rápida y tomo por el cuello a Isabelle pegándola con fuerza a la pared- Eres muy idiota o muy confiada al aparecerte asi aquí, frente a mí- La seguía sujetando del cuello pegando su cuerpo al de ella “Bien hecho Bastian si ataca a una bruja de más de 200 años, seguramente es tan débil como tú, eres humano! Si inmortal pero eres humano!  NO TIENES NINGUN PODER QUE TE SALVE DE ELLA! “ se gritó a si mismo pero ya era uy tarde, ya le había tomado por el cuello y la amenazaba como si ella fuera una chiquilla- tu trato me es ,hablando sinceramente una tontería , si por mi fuera todas y todos los de tu calaña morirían en una gran fogata que abarque toda la ciudad de Salem, a los turistas les encantaría saber que las quemas de demonios regresaron- apretó más el cuello de la chica, pero el cuello de ella era duro, como una roca, difícilmente le podría hacer daño “ si la sueltas ahora tal vez te perdone “ bufe y la solté alejándome de ella maldiciendo- Pero tengo un interés que solo ustedes van a poder proteger- ya veía venir el dolor, el golpe o lo que fuera por parte de ella- Antes de que intentes matarme  déjame dejarte algo claro, hare el trato, no por su seguridad….si no por la mía- me acerque a ella no mostrando mido aunque en verdad tenía miedo, me pare frente a ella estando muy cerca y mire sus labios rojos –El trato continua, pero solo es eso, un trato, no hay amistad ni comprensión en medio de esto- levante mi dedo índice y acaricie la barbilla de ella- Entendido?...-sonreí y acerque mis labios al oído de ella aspirando al mismo tiempo su aroma- Si logras comprenderlo verdad...mi ángel?- finalice la pregunta y sonreí sabiendo que en poco saldría volando por los aires seguramente, estaba jugando a jalarle la cola al diablo y eso solo lo hacía porque era tan orgulloso y lleno de odio que daba pena…o miedo.

Lo ponía nervioso, lo sabía porque después de tanto años de vivir a su lado lo conocía como la palma de mi mano, sabía que no se podía resistir nunca a un par de piernas y menos a la mías que ya conocía tan bien. Su mirada reflejaba miedo, miedo puro.

Y lo tenía donde quería, o eso creía hasta que sentí sus manos alrededor de mi cuello. Los escalofríos y las mariposas en estomago volvieron en cuento de sus labios salió el mote que me había dado una vez que lo había sacado de su agonía "mi ángel en ese momento se sintió bien, me volví a sentir en casa, el estomago dolía y mi mano comenzó a temblar. Miles de recuerdos se cruzaron por mi mente todos ellos agradables, pero en cuanto la sangre de Danielle y el torso desnudo de Bastian diciendo aquellas hirientes palabras aparecieron, la sensación de bienestar desaprecio volviéndose odio puro hacía él, en el que me había refugiado tantos años. — el mismo que mandaste al infierno — murmure y unas lágrimas amenazaron con salir. Dejé que creyera tenía el poder, su fuerza era bruta y me estaba haciendo daño hasta cierto punto, pero ahora que lo tenía así, era tiempo de que se confiara, que creyera que él llevaba él tenía el mando. No pude evitar la sonrisa burlona que se formo en mi rostro — ¿qué me piensas hacer mi cielo? — pregunte con sorna —¿ahorcarme hasta que muera? — mi rodilla subió hasta  su entrepierna y comencé a acariciar levemente — si me matas estarás matando no solo a la única familia que esta de tu lado, si no a otra parte de tu vida, y no creo que quieras vivir con otro remordimiento para siempre — aproveche el momento, quizá esta fuera la oportunidad perfecta para hablarle de Anastasia, llegaríamos a un acuerdo más fuerte el cual no pudiera romper, sabía lo mucho que siempre había querido una niña, y aunque me sentía mal conmigo misma al usar a mi propia hija como trueque pero era necesario, si algo me pasaba a mi muy probablemente Anastasia sufriría toda su vida. — se le llama astucia querido colega — volví a guiñarle el ojo su mano seguia alrededor de mi cuello y mi rodilla acariciando su parte baja — claro que te entiendo, yo no estoy buscando tu amistad ni mucho menos, solo quiero proteger a mi familia, y si tengo también que proteger alimañas como tú — me encogí hombros — no me importaría proteger el sucio secreto.

En cuanto me soltó lo tomé de la camisa e hice que se sentara en la silla otra vez — ah ah — negué — primero me vas a escuchar tu a mi — me senté ahorcajadas sobre el — créeme que al saber que eras tu quien gobernaba esta ciudad habría desistido — mi aliento chocaba contra su cara — pero como te dije, soy más astuta de lo que tu crees, y ahora que te tengo aquí debajo de mi... otra vez — sonreí de medio lado — ¿qué buenos recuerdos no crees? — sabía que tentándolo a el tentaba a mi suerte pero era de la única manera que podía hacer que me escuchara por completo — bueno como te decía, aparte de ti tienes algo más que proteger y eso también me beneficia a un tercero, un tercero que estaba muy ligado a ti — pasé las manos por su pecho y levanté una. Con un movimiento empuñando la mano hice que sintiera dolor en el estomago — así que ahora me vas a escuchar primero Bastian, si no quieres que siga doliendo — me reí de el, y me reí porque aunque sabía que no lo podía matar ahora tenia toda su atención, tanto física como mental  

Sabía que esto terminaría asi, después de tantos años tenía la esperanza de que esa maldita bruja se desapareciera, que muriera y que una bruja al menos no diera problemas, pero no, la muy desgraciada había parado en el mismo maldito pueblo que él, pero ella estaba en desventaja, aquí en este pueblo había mas humanos que brujos y todos ellos con una fanatismo religioso muy fuerte y en cuento el diera luz verde , la matanza de Salem se repetiría, claro está tambien no se arriesgaría al meterme con los demonios con poderes y bien lo haba dicho Isabelle si el los protegía de que otra matanza se realizara el tambien seria cuidado de que se acusara de brujo por su condición inmortal-Explícate mujer, que es eso de otra parte de mi vida?- levanto la ceja y la miro a los ojos- no me digas, te embarace – hace un puchero en burla sin saber que en verdad es eso y no solo eso- y ahora tenemos un hijo el cual es una carga para ti y quieres que papi se haga cargo no es asi mami ángel?- rodeo los ojos-Eres una maldita perra asquerosa y desesperada- siseó Bastian mientras sus manos controladas por su deseo empezaban a acariciar las piernas de la bruja –Seguramente piensas arrastrarte ante mí y …- pero lo placentero en un segundo se tornó en un dolor muy agudo en el estómago el cual le hizo hacerse hacia atrás recargado, casi queriendo fundirse con el sillón – Para!...bas…ahhh- se quejó cerrando los ojos con fuerza, sentía su estómago torcido y segundos después como si este se rasgara de nuevo- basta ya!... Isa…- abrió los ojos llenos de furia y la empujo como pudo pero el dolor seguía ahí haciendo que se retorciera.

Como pudo se levantó y la tomo del brazo jalándola hacia el escritorio aventándola sobre de el –Que es lo que quieres?- dijo Bastian en un susurro sosteniéndose su estómago con una mueca de verdadero dolor en la cara- Si solo…si solo quieres el maldito tratado ya está , ya está!- puso ambas manso en el escritorio metiéndose entre las piernas a Isabelle, estando asi se acercó peligrosamente a ella- no quiero tener nada que ver contigo , te quiero lejos de mi vista- pero mientras decía eso miraba los ojos, los labios y el cuello de esa bella mujer, a la vez bajaba la mirada por el escote de ella y su cuerpo le decía que lo deseaba- La única forma de vernos es que debamos hablar por el tratado- decía una cosa pero su cuerpo quería otra, sin pensarlo si quiera se abalanzo sobre los labios de ella y contra estos mismos susurro- Me eres detestable y todo lo que me puedas decir me importa nada, no me interesa quien sufra ni que sea cercano a mí, nadie es cercano a mí, por mí que mueran todos incluyéndote- La siguió besando ahora acariciando igual la cintura y caderas de ella, pegándose cada vez más como si estuviera siendo controlado, había algo y no sabía que era pero el verla le desato un mar de sentimientos, nada de amor, simplemente odio, lujuria, deseo de pertenencia. Recordaba aquellas noches en las que se fundían en uno derrochando pasión, amaba besar su delgado cuerpo, adoraba acariciar las ligeras curvas de aquella mujer, su piel pálida alumbrada únicamente por la luna, tocando, besando, lamiendo todo lo que ella le permitiera- Te…- pensaba decir Odio, pero no salió esa palabra- Deseo…- le tomo del rostro y con su dedo pulgar acaricio el labio inferior de ella y estando aun metida entre sus piernas ella sentada en el escritorio, sin tacto alguno y con fuerza jaloneo la blusa de ella dejando que su toso desnudo resaltara, la lencería que traía esa mujer hizo que los ojos de Bastian brillaran, estaba jadeando internamente por volverla a tomar, estaba ansioso, pero a la ves seguía preguntándose a que se refería con esa parte de su vida que tambien debía ser protegida.

Su nombre era Anastasia….su nombre, el nombre de quién? “mi hija” pensó Bastian y como si le hubieran golpeado en la cabeza sintió como se le nublo la vista, teniendo 20, 30 o 200 años la noticia de que eres padre siempre pega igual- que estas…- se peinó el cabello y se alejó de Isabelle- una…una hija? tú y – se señaló a sí mismo y empezó a reír- Eso es estúpido, eso jamás, jamás pasaría –la miro directo a los ojos y se alejó aún mas de ella . Estaba confundido y molesto, si era un truco para devastarlo lo estaba logrando- Si esto es un truco tuyo para joderme aún más la vida creeme- la señalo- lo estas logrando asi que deja de hacerlo en este momento mujer, no dejare que me mientas y me des…- “Una falsa felicidad” pensó pero no lo dijo, no sabía que decir realmente.

Una hija era lo que él quería más, su pequeño varón que alguna vez tuvo fue un regalo de dios que se le arrebato en cuanto sucedió todo con la bruja vudú, nunca pudo disfrutar de su bebe, nunca pudo escucharlo hablar ni verlo correr, solo estuvo algunos pocos meses con él y eso le dolía en el fondo de su corazón, si por el fuera vendería su alma para recuperar a su familia, pero él no era un brujo y no pensaba meterse con cosas del demonio, si dios había decidido eso apra él era por algo y no era nadie para juzgar las decisiones del ser todo poderoso el cual era su dios. Era curioso como la hipocresía de Bastian en torno a la religión había cambiado tanto, el solo se mentía diciendo que adoraba al señor cuando solo lo estaba usando con la finalidad de matar a las brujas, pero en esos momentos se refugiaba en una adoración falsa y en parte le hacía sentir muy bien no podía negarlo, pero seguía siendo falsa, asi como el odio que estaba mostrando por esa criatura al cual Isabelle decía que era su hija.

Un pensamiento cruzo por su mente- Ella es… es como tú?- musito refiriéndose a que si la chiquilla tambien era una bruja y ni sabía si era chiquilla, si ella había nacido en el transcurso que el había estado encerrado claramente tendría más de 15 años o eso el ni siquiera lo sabía , ni quería saberlo, de nuevo una maldita bruja le había quitado la oportunidad de conocer a su bebe y de nuevo una bruna le había encerrado en esa tumba acuática. Miro a Isabelle fulminándola con odio, se acercó a ella sin interesarle si quiera si la bruja fura a provocarle dolor- Dime Isabelle- la tomo por los brazos con fuerza y la sacudió un tanto- Dime es ella un maldita bruja?- la siguió sacudiendo con fuerza mirándola a los ojos, esos malditos ojos achocolatados que podrían hacerle pasar por una víctima cundo en verdad era la peor de las perras que podía existir- Dime por el amor de dios que ella es una humana y no una abominación, dime que es humana como yo y no una escoria como las de tu estirpe- le apretó aún más los brazos sacudiéndola para al final empujarla un poco y dejándose caer en su gran sillón se llevó las manos a la cara- Esto es una mentira, es mentira todo esto, no…simplemente no Isabelle, no te pudiste haber embarazado- negaba tratándose de convencer el solo pero claramente veía en el rostro de Isabelle que lo que decía, no era mentira- y de que debo de protegerla?, de que me hablas ella que peligro corre?- sabía que si era una bruja estaría condenado a acabar con ella pero había algo más en la mirada de Isabelle, hablaba de protegerla de algo más.

— No hay ningun truco para arruinarte la vida  Bastian — suspiré — es verdad, tienes una hija y es toda una mujer — sonreí y volví a acomodarme la parte que caía del vestido, enarqué una ceja — ¿de verdad quieres el cuento de la cigueña? Eramos una pareja bastian, me embarazaste, el día en que te acostaste con mi prima... — hice un ademán con la mano — ¿el día que me traicionaste lo recuerdas? — me mordí el labio — ese día me enteré de que íbamos a tener un hijo, he de admitir que el dolor me cegó y no pude decírtelo, pero lo supe llevar ella esta bien, es una mujer preciosa.

Una lágrima se resbalo por mi mejilla oculte mi rostro y disimuladamente la quité. Toda su ira reflejada en como me miraba, sabía como odiaba a los de nuestra raza. ¿Cómo iba explicárselo a Valentina? Ya había abierto la boca y no había vuelta atrás, de cualquier manera Bastian tenía que enterarse, Anastasia se molestaría cuando lo supiera, pero es algo necesario, no era como si le fuera a esconder esto toda la vida mi hija. Suspire y su cara era entre estupefacción y enojo, y le dolería más cuando supiera que sí efectivamente su hija era una bruja y no cualquier bruja. Según habían dicho todos, Anastasia había juntado los dos genes, al ser inmortal como su padre y bruja como yo. Pero esto había causado problemas en ella, sus poderes eran diferentes, era otra clase de brujas, no era un bruja cualquiera Annye era una bruja poderosa, incluso más que su propia madre y lo peor de todo es que ella no sabía como controlar su poder.


No sentí cuando me tocó solo vi las marcas de su manos en mis hombros, mi mirada se quedó perdida, pensando en todo y en nada, su pregunta me sacó de trance aunque la principio no la entendí — en realidad es muy parecida a ti, tiene tus ojos — un sonrisa nostálgica atravesó por mi cara, pero al ver la suya sabía que no se refería a eso y luego me lo confirmo escupiendo aquellas palabras, me acerqué a el y le tomé la cara entre mi manos con ternura — nunca y escúchame bien, nunca vuelvas a llamar a mi hija abominación — sin darme cuenta apreté su cara con mas fuerza de la que pretendía — no, no es humana, y tampoco es una bruja — pegué mi frente contra la suya — resulta que tu asquerosa sangre inmortal se convino con la mía y tiene un poder raro, el cual la volvió parte inmortal y parte bruja — mire sus labios y luego lo solté lanzándolo a la silla nuevamente — es más fuerte que yo, y hasta ahora después de casi dos mil años, es la única híbrido nigromante, resulta que tú sangre es más fuerte de lo que pensábamos — me volví a sentar en el borde del escritorio — resulta que tenemos que protegerla de gente como tú, gente que quiere matarla, y asesinarla por su poder, por su sangre. El motivo de mi visita no solo era que protegieras a mi alquerre, si no a mi hija y ahora que lo veo también protegerte a ti, porque una vez que los viajeros se enteren de que estas aquí — me acerqué a el y me encogí de hombros — así que escúchame bien querido — me senté a ahorcajadas sobre el y le susurré en el oído — si algo le pasa, me encargare de cortarte en cachitos por el resto de mi vida y no podrás hacer nada contra eso — me moví creando fricción entre los dos — ¿entendiste? — mordí el lóbulo de su oreja.